lunes, 5 de noviembre de 2012

La Basura, el Arte y los Juegos...

Cambio de planes



Cuando Pauline Kael escribió su famoso artículo "La Basura, el arte y las películas", trató de exponer la polémica opinión -más polémica todavía viniendo de uno de los críticos de cine más famosos- de que la mayor parte de las películas, incluso esas alabadas por los críticos, no eran más que basura.

El arte es muy difícil de alcanzar, venía a decir, así que si queremos apreciar y disfrutar el cine debemos aprender a disfrutar los peque;os momentos de gozo que nos ofrece la basura que es la mayoría del cine.

Cuando habla de "basura", se refiere a cosas como 2001: Una Odisea en el Espacio y a El Padrino.

Esta semana iba a hablar de XCOM. Lo tenía todo planeado, el juego instalado y tres tardes apartadas para comprobar si realmente activa mi glándula nostálgica.

Pero el lanzamiento de un pequeño juego en Steam me hizo recordar a Pauline Kael y relegó a XCOM hasta la próxima entrada.

El juego en cuestión se llama Hotline Miami. Y puede que sea una basura...

Pero también puede ser una obra de arte... No tengo ni idea.


Punk's not dead!

Hotline Miami es Spec Ops: the Line reflejado en un espejo deforme, roto, y pintado de colores psicodélicos. Un espejo en un fumadero de crack en un sotano de los barrios bajos de una ciudad. Con un yonqui hasta arriba de ácido tatareando la banda sonora.

Si Spec Ops trata de entender la violencia del medio a través de una cierta subversión de una idea de la narrativa y jugabilidad tradicional, Hotline Miami hace patente desde la pantalla de inicio su postura antisistema y su distancia de las producciones más comerciales.

Sus autores, pues definitivamente es un juego con autores, son un grupo de desarrolladores que hasta hace poco trabajaban en el terreno del freeware. Juegos cortos, extraños, y violentos visualmente. Space Invaders visto a través de una dosis generosa de LSD.

Eran juegos mal hechos, a nivel técnico, con bugs por doquier y ningún sentido de la mesura. Creados sin dinero y sin ningún tipo de preocupación por agradar a su audiencia.

Juegos punk, en definitiva.

Y, afortunadamente, su primera excursión comercial no defrauda.

Violencia Gratuita



Si hay una palabra que define a Hotline Miami es "ultraviolencia". El personaje principal es un asesino del que no sabemos nada, salvo que recibe llamadas telefónicas que le indican una dirección, y una vez allí asesina a toda persona que se encuentra, muchas veces de la manera más brutal posible.

Pese al look retro y pixelado, hay algo en la representación de la violencia en Hotline Miami que es visceral, abyecto.

Si tuviese que encontrar algún producto que me provoque las mismas sensaciones, tendría que recurrir a Drive.

Al igual que en la película, en Hotline Miami no existe ninguna reflexión directa sobre la violencia. El protagonista se dedica a ejecutar su venganza, pero sin justificación ni crítica aparente. Es una violencia seca, elegante, repugnante y gráfica. Real en sus consecuencias pero que se regodea en representarla con estilo.

Hay un contraste entre la elegancia y pulido visual del producto y lo oscuro de su trama.

Y no es una comparación gratuita. Hay indicios de que los autores de Hotline Miami eran conscientes de su parecido, temático y estilístico, con Drive si es que no fueron directamente inspirados por ésta. O al menos eso es lo que parece si comparamos uno de los trailers de lanzamiento del juego...




...con un vídeo de la película.




Sobre la basura



El problema que tengo con Hotline Miami, si es que es un problema, es parecido al problema que en su momento tuve con Drive: No está nada claro que realmente lo que tiene que decir sea interesante. 


O que simplemente trate de decir algo. Cualquier cosa.

Vale. Quizás es un intento de tratar la violencia de manera mucho más subversiva que Spec Ops, y si es así, es increiblemente efectivo. El juego tiene una historia narrada con destreza (la relación entre el protagonista y su pareja está contada de forma sólida y sutil). Pero, al final, hueca. Nihilista.

Sí, puede que ese sea el objetivo. Hacernos ver el sinsentido de todas las barbaridades que hemos hecho. Pero quizás sus autores simplemente se regodeen en la acción inmediata, en la satifacción que sientes al reventarle la cabeza con un bate de baseball a un matón. Tengo mis dudas.

Pero al final, quiera o no quiera, estoy escribiendo sobre el juego. Hotline Miami lo ha conseguido. 


Consigue que trate de entender por qué siento esa atracción y ese rechazo simultaneo a su crudeza. En ese sentido, para mí ha funcionado. Puedes tomar este post como una recomendación firme, pero con letra pequeña.

Es un juego fascinante, pero puede que sólo sea una basura, como dice Pauline Kael, y no una obra de arte.

No sé.

Lo único que es seguro es que tiene una banda sonora alucinante...


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